
Copyright © 2022 Tomás Morales y Duran. Todos los Derechos Reservados
El alma es lo que nace y muere.
Tu «yo» es tu conciencia.
Ahora bien, ¿cómo te liberas de la existencia?
Evidentemente, se hace rompiendo las tendencias subyacentes que son las que te ligan a ella. Y como son las adicciones los que protegen esta ligadura, lo que hay que destruir son precisamente estas adicciones. Otro aspecto a considerar es que estas adicciones no se cortan por la pura voluntad, porque la voluntad no existe, ni tampoco se rompen así como así.
Para empezar, tienes que venir condicionado a hacerlo. Esto lo relatan extrañados todos los que lo hacen. Analizan y comprueban que todo en su vida se ha ido colocando para llegar a hacerlo, como si hacer esto fuera diferente a comerse un helado. Todo está condicionado, hasta el mismo descondicionamiento. Hay quienes le llaman mérito a reunir todas las condiciones para descondicionarse. No sé qué mérito existe en algo sobre lo que la voluntad no interviene, porque la voluntad no existe.
Se empieza, obviamente, por las adicciones menores que son las que atan a los mundos inferiores, no solo porque es más sencillo sino por su evidente utilidad. Alguien con las adicciones menores rotas, antes o después, vida arriba o vida abajo, terminará con las adicciones mayores desgarradas y quedará liberado así de sus tendencias subyacentes.
De forma poética, este proceso de romper con las adicciones menores se llama entrar en la corriente, un símil que evoca al que se lanza a un río y que dejándose llevar por la corriente, antes o después, acabará llegando a la otra orilla, es decir, al objetivo.
Se hace atacando el mismo núcleo donde reside la motivación de buscar placeres sensoriales: la felicidad. Y se hace provocando una avalancha de serotonina que colapse y deje sin servicio los canales de recompensa. Detrás de toda adicción sensorial reside la motivación de alcanzar la felicidad. Desactivando la felicidad, acabamos con las adicciones a los placeres sensoriales.
Esto se logra provocando una fuerte estimulación sensorial visual, auditiva y táctil amplificada mediante la concentración que causa una hiperrespuesta que dispara la producción de serotonina, que debe mantenerse hasta que queda totalmente agotada, en un espacio de tiempo que oscilará entre doce y dieciséis horas.
Obviamente este ejercicio solo se hace una sola vez, porque es más que suficiente.
Con el alma liberada de lo peor de las adicciones, podremos continuar con el proceso de descondicionamiento de las adicciones mayores.
Y ya nada será igual.
Comments