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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Anatomía Patológica de la Ignorancia

El principio de economía rige la vida. Economizar recursos es la norma en sistemas evolutivamente exitosos. Entre estos sistemas podemos incluir al cerebro humano, que ha ido evolucionando de forma que llega a consumir el 25% del metabolismo mientras que en masa representa muchísimo menos, un 1.75%. Es una enorme cantidad de energía la que consume para funcionar y es por ello que él mismo tiende a regularse para ahorrar recursos, haciendo un balance entre ahorro y éxito evolutivo.

Es evidente que todo ahorro lleva aparejado un menor rendimiento, lo que no funciona no quema, pero su clase de organización puede evolucionar hasta llegar a puntos en los cuales su rendimiento baje hasta el punto de, no poniendo en peligro la vida o la reproducción, su consumo sea mínimo.

El cerebro humano se configura como una enorme central de conexiones que dan forma a su manera de funcionar. Estas conexiones, conocidas como sinapsis son las que realmente definen que puede o no puede hacer un cerebro.

El proceso sináptico toma dos tiempos, se crea la sinapsis y, una vez usada, se destruye. De esta forma el cerebro mantiene su enorme versatilidad y flexibilidad. Si el cerebro se entrena debidamente y es hábil construyendo sinapsis eficaces su rendimiento es máximo. Sin embargo, esto no es económico.

Cuando se repite una sinapsis con frecuencia, una y otra vez, el principio de economía hace que esa sinapsis sea fija, o sea, no sea destruidas y vuelta a crear. Así, a pesar de que esas neuronas quedan secuestradas e inhábiles para otros menesteres, no se necesita estar creando y rompiendo sinapsis una y otra vez en procesos frecuentes.

El conjunto de sinapsis fijas es la estructura fundamental de un cerebro, lo que distingue uno de otro, y determina su funcionamiento. El cerebro se especializa en un conjunto finito de tareas y sacrifica potencia dada por la flexibilidad en aras del ahorro energético.

Este proceso llevado al extremo implica un consumo mínimo de oxígeno y glucosa lo que provoca que esta última, al no ser consumida, inunde al cuerpo provocando la llamada diabetes mellitus de tipo 2, y sus conocidas complicaciones como la cetoacidosis diabética, la hipoglicemia, la gangrena diabética, retinopatías, neuropatías, nefropatías, invalidez y muerte.

No pensar, mata.

El cerebro es un órgano plástico con capacidad de adaptarse a las necesidades del entorno.  Un cerebro hábil, sin estructuras fijas, puede adaptarse a una infinidad de situaciones. Sabemos que en el Samsara todo es impermanente, lo que hace al cerebro sano una perfecta herramienta para navegar por él. Eso sí, requiere un consumo metabólico muy alto.

La mayor encefalización humana se dio en la transición entre el Neanderthal y su subespecie, los humanos modernos. El Neanderthal era un humano precultural solitario cuya arma para enfrentarse al medio hostil era su cerebro. Necesitaba resolver problemas a cada momento, para sobrevivir y prosperar e incluso le dio para crear el arte, como lo demostró en la cueva de Maltravieso, en Cáceres, hace 66.700 años.

Su enorme cerebro de 1.740 cm3 contrasta con el humano moderno que dispone de 1.400 cm3 y se especula que fue ese gran tamaño lo que pudo llevarle a su extinción.

Nos encontramos que los neandertales tenían hemisferios cerebelosos significativamente más pequeños que el Homo sapiens sapiens, particularmente en el lado derecho. Los hemisferios cerebelosos más grandes están relacionados con funciones cognitivas y sociales superiores, incluidas las funciones ejecutivas, el procesamiento del lenguaje y la capacidad de memoria episódica y de trabajo.

El humano moderno aporta economía mental a partir de la posibilidad del uso generalizado del meme, elemento básico de la cultura.

Podemos definir el meme como el plano de una sinapsis fija.

Por definición, el meme es un elemento informativo que se transmite por imitación de uno a otro individuo, aunque puede ser almacenado en cualquier medio de almacenamiento de información, con capacidad de replicación.

Precisamente la imitación es la repetición de una actividad cerebral y el aprendizaje sucede justamente cuando se hace fija la sinapsis y esta se hará cada vez más fuerte, si se usa más, hasta llegar al punto que el cerebro pasa sus conexiones por ella, por lo que está en funcionamiento con mucha frecuencia.

El concepto de memeplex, o meme complejo es también la descripción de redes de sinapsis fijas relacionadas entre sí, de forma que activando una de ellas, la corriente pasa por las demás de forma casi predeterminada.

La transmisión memética principal se basa en el lenguaje, algo que los humanos modernos desarrollaron gracias a su mayor cerebelo y menor cerebro. Es obvio que una sinapsis fija que permanece activa mucho tiempo condiciona su trasmisión. Si el individuo tiene algo en mente continuamente, antes o después terminará comunicándolo. Ahora bien, el éxito del meme es su capacidad de replicación.

El emisor memético hemos visto que se predispone a la comunicación si la sinapsis es muy usada o la circunstancia la activa. Sin embargo, el receptor la adoptará siempre y cuando el nuevo meme es compatible con sus estructuras previas. La razón es que adoptar un meme incompatible con la red previa requiere la ruptura de sinapsis fijas previas.

Y, como sabemos, por definición, el sufrimiento es el dolor físico que se produce al romper sinapsis fijas en el cerebro.

Adoptar ideas nuevas produce dolor en un cerebro esclerotizado, es la base del fanatismo. Por tanto, estos individuos rehúyen el dolor haciendo grupos que piensan de forma similar y son hostiles a cualquier otro individuo o grupo que tenga memes incompatibles porque la transmisión es una auténtica agresión, es un acto violento que produce dolor y, por tanto, una reacción aversiva.

Por otro lado, la dinámica del sufrimiento consiste en crear sinapsis fijas y luego romperlas por necesidad adaptativa. La creación se provoca mediante el apego, y su mantenimiento por la aversión.

No tiene sentido mantener sinapsis fijas esclerotizando el cerebro volviéndolo ineficaz. Hacerlo se paga con sufrimiento. Y la gente corriente sufre. Y sufre por su tendencia al apego, a la aversión en un cerebro idiotizado por la proliferación de sinapsis fijas inútiles, que se traducen como ignorancia.

Un cerebro ignorante es una máquina de sufrir.

A no ser que se cierre al entorno, a base de gruñidos, inmerso en una profunda aversión al cambio que lleva a la muerte por diabetes.

Sin una cultura y una sociedad que apoye a estos individuos discapacitados, no podrían vivir. Precisamente, la sociedad se configura como el conjunto de individuos que comparten las mismas sinapsis fijas y se encarga de programar a sus crías en ellas para esclerotizarlas y que sean útiles en las funciones que la sociedad les asigne, siempre dentro del “marco cultural”. Aquí vemos claramente que la cultura embrutece.

La cultura proporciona sinapsis fijas donde el individuo debería crearlas. Así la respuesta es homogénea, inadaptada. La cultura es a la cocina como la sopa de sobre. La cultura es una forma elaborada de ignorancia social. Asi que es obvio que la gente que piensa está mal vista y es objeto de bullying o mobbing. La sociedad castiga a sus mejores cerebros con la hoguera, la horca, el destierro o la cárcel, aunque sea rosa para aislarlos y que su actividad no la rompa.

La próxima vez que digas a un ignorante algo lógico y te respondan con un insulto, sé consciente que le acabas de dar una pedrada a un meme, y eso duele. Mucho.

Porque al final ¿qué es el “ego”? El andamiaje esquelético en el que ha convertido un cerebro que prometía y quedó arruinado.

¿Cuánto de humano tiene un tonto?

Eso te lo dejo para que lo contestes.

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